Sep 142014
 

Este articulo de opinión se publico originalmente en el especial Derecho a Decidir del periódico madrid15m:

La reforma del aborto es una promesa electoral publicitada y votada, que de producirse será la culpa y la vergüenza de la mayoría.

A quien le parezca exagerada esta afirmación hará bien argumentando que un 30% del censo no es mayoría y que la gente, principalmente, votó pensando en otros temas y no en lo del aborto.

Y efectivamente tendrá razón al decir tal cosa: he ahí el problema. ¿Qué es esto de que la derogación de un derecho inalienable se cuele ante la mirada de millones de personas, que en el peor de los casos no tiene problema con la ley actual? ¿Es que estaban haciendo la vista gorda? ¿O ensimismados con la todopoderosa economía?

Esto es muy grave. No vale decir que los políticos son muy malos y nos engañan. No vale la memoria selectiva. No cuela que no se esté sabiendo lo que se hace.

La táctica de eludir la responsabilidad declarándose culpable de otra cosa más bochornosa no es nueva ni para nada poco usual. Lo vemos claro cuando la Infanta Cristina se defiende de un crimen real (robar) autoinculpándose de un pecado imaginario: ser una esposa idiota y enamorada que está en Babia y no sabe lo que firma.

Pero cuando estas artimañas ocurren en nuestra propia casa, en nuestras amistades, en nuestros propios actos… se desata un conflicto emocional y de intereses que nos desborda, pues no nos podemos enfrentar a nuestro círculo más íntimo como lo hacemos a una distante y ajena Infanta.

Aún así, aceptar una y otra vez la coartada del «me engañaron», «no sabía lo que hacía» o «me esperaba otra cosa», tiene que acabarse. Estancarse en este punto nos ha llevado a formar una sociedad sin líneas rojas, a aceptar un esquema de prioridades perverso y a ser individuos que siempre pueden eludir su responsabilidad.

Por eso hablamos de la mayoría, no “sólo” de los 11 millones de votantes del PP. Es mérito de la sociedad entera (individuo a individuo, tampoco vale escabullirse entre plurales) que se pueda hacer pasar un derecho fundamental como una cuestión renunciable o aplazable, frente a puntos «indiscutibles y urgentes» como el paro o la economía.

Lo que pasa es que este derecho fundamental es un derecho de las mujeres, que siguen siendo ciudadanas de segunda en esta mal llamada democracia. Lo demuestra que la larga lista de recortes está siendo especialmente cruel con las mujeres. En materia laboral son más susceptibles a los despidos y recortes en salarios, a la vez que el desmantelamiento de los servicios sociales y las ayudas a la dependencia hace caer en sus hombros todas las tareas que tradicionalmente se les asignan. Es decir, el reforzamiento del patriarcado de siempre.

Sin embargo hay barbaridades que no dejamos pasar, hay barbaridades que quienes simpatizan con ellas no se atreven ni a insinuar (y mucho menos a meterlas en un programa electoral), hay barbaridades que jamás se pueden esconder en un segundo plano. Retroceder más de 30 años en el derecho de las mujeres a decidir si quieren ser madres o no, debería ser una de esas barbaridades. Estamos ante una ley que convertiría el 94% de los abortos que ahora mismo son legales en abortos clandestinos, la que fue la principal causa de muerte de las españolas en edad fértil antes de 1985.

Cada recorte de derechos sin contestación ha dado alas al siguiente y ahora nos encontramos frente a un ataque que afecta directamente a más del 50% de la población y que desde luego desautorizará al 100% si permanece en silencio. Porque esta ley únicamente puede concebirse desde el absoluto desprecio a las mujeres.

Cuando no hablamos de un tema o sólo lo hablamos con quien sabemos que tiene ideas afines, cuando ni siquiera sabemos la opinión de familiares y amigos cercanos, cuando preferimos “no aguar la fiesta”, somos cómplices.

Por eso, si piensas que es la mujer quien tiene que decidir sobre su maternidad, habla con tu madre, tu padre, tu hermano, tu prima, tus amigos, en el bar, con la señora del bus, en la cola de la pescadería, cuando recojas a los niños del colegio, en la universidad, en el trabajo… Aunque parezca increíble ésta es una manera efectiva de defender el derecho a decidir dándole la importancia que tiene, y lo mejor de todo es que no tienes excusa para no hacerlo.

GT Aborto de AP Austrias-Letras


En este grupo de trabajo pensamos, hablamos y hacemos mujeres y hombres codo con codo. #Hombresdespiertos que luchan junto a nosotras y no se limitan a “apoyar la causa”, como si la pérdida de derechos fuera algo ajeno.


Escribir este articulo de opinión fue muy difícil ya que la trasversalidad del tema ofrecía muchos enfoques en los que centrarse. Sirva de prueba los otros textos de opinión que se elaboraron y que puedes ver aquí: https://n-1.cc/pages/view/2021997

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  2 Respuesta a “Cómo es posible la reforma de la ley del aborto”

  1. […] Texto de opinión Cómo es posible la reforma de la ley del aborto […]

  2. […] es la razón por la que queremos acabar este artículo igual que lo hicimos el mes pasado, pues nuestro alegato es tan válido o más que […]

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